Se ha puesto de moda que los adultos se fotografíen recreando alguna escena que también quedó inmortalizada en la niñez. Es probable que en el muro de alguno de nuestros amigos de Facebook haya una de esas. No se sabe muy bien cómo empezó el fenómeno, pero lo cierto es que Wilma Hurskainen es una de sus precursoras de forma profesional.

 

La joven fotógrafa de la escuela de Helsinki comenzó el proyecto “Growth” en 2004, volviendo a recrear fotografías que su padre les había tomado de niñas a ella y a sus hermanas. Mismos colores, misma composición y las mismas personas… aunque varios años después. “He intentado tomar fotografías lo más parecidas posibles a la original, respetando el lugar, la composición, las posiciones y sus expresiones faciales”, explica Wilma Hurskainen.

 

Se trata de un proyecto que habla del paso del tiempo, de la vida y de lo impredecible de ésta, pues aunque la intención de la fotógrafa es añadir una tercera foto a la comparación dentro de una o dos décadas, no sabe si será posible. Como ella misma indica, en sus fotografías hay cierta tristeza o tragedia al reflexionar sobre cómo han cambiado las personas. Además, una segunda lectura invita a pensar en los álbumes de familia, tanto lo que en ellos se muestra como lo que se oculta.

 

La serie de esta artista está ahora al alcance de todos gracias a la exposición totalmente gratuita que se inauguraba el pasado 21 de febrero en Madrid, que invita a dar un paseo por el tiempo. Se podrá visitar hasta el 31 de mayo, de 16 a 21 horas de martes a viernes y de 11 a 21 los sábados, domingos y festivos. ¿Dónde? En el mejor centro dedicado a la creación contemporánea: el Matadero de Madrid.