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Michel Mondrón: “Introducimos la cultura a través del juego para conseguir una sociedad mejor”

El director de la compañía K de Calle nos cuénta cómo es el día a día de quienes trabajan creando cultura en la calle, a través del teatro; cómo les ha afectado la crisis y cuál es la situación de este arte quizás poco reconocido. 
BEATRIZ ARANDA | Entrevista | 24 MAR 2014
Foto: http://elcondensadordefluzo.blogs.fotogramas.es/
Más de treinta años. No es la edad de Michel Mondrón, fundador de la compañía de teatro K de Calle, pero permite hacernos una idea de ella si tenemos en cuenta que es el tiempo de andadura que acumula una formación tan original como la suya. Treinta años que se traducen en más de 2.000 representaciones que la compañía ha llevado a muy variados rincones de la geografía española y el extranjero, en una trayectoria que hace patente la búsqueda y el desarrollo de toda actividad potenciadora de los espacios abiertos como marco de relación humana.
 
K de Calle surgió a comienzos en los ochenta, la época en la que comenzaba a expandirse aquella novedad del teatro en la calle, a la que hasta el momento solo se habían lanzado compañías extranjeras: “en el 82, un grupo de chavales jóvenes empezamos a hacer talleres con críos, luego a los talleres les pusimos música, nos disfrazamos para que estuviera más animado, creamos una serie de personajes y poco a poco la compañía se fue desarrollando en los espectáculos infantiles”.
 
Hoy, K de Calle es una compañía de teatro infantil de calle, en la que se unen la diversión y la pedagogía: todos los juegos que realizan en los espectáculos están regidos por una filosofía muy particular. La experiencia debe ser participativa, no competitiva, no sexista, antimilitarista, no dirigista, sin premios ni castigos, sin ganadores ni perdedores… “El resultado nos parece muy interesante, primero porque los chavales se lo pasan de miedo, y luego porque les estás introduciendo la cultura a través del juego, por debajo de la mente”. Tal y como afirma el director de la compañía, es una forma de conseguir que la cultura sea algo importante en la vida del ser humano.
 
 
 
 
 
 
 
 
Foto: http://www.arndigital.com/
Michel Mondrón lleva años luchando por que el teatro de calle sea reconocido por las instituciones como un arte. Y es que los espectáculos que montan pueden llegar a costar 65.000 euros, sin tener en cuenta todo el trabajo manual, porque ellos mismos lo fabrican todo. Sin embargo, compañías como K de Calle no pueden recibir subvenciones, y son menos valoradas que las demás compañías. “Incluso gente del teatro no valora el teatro de calle, les parece que somos los que estamos en la calle haciendo las cosas para los críos. Y luego ellos mismos se han salido a la calle con espectáculos porque había más mercado”.
 
Sin embargo, “ahora el mercado se está acabando por todos los lados” porque “lo primero en lo que se recorta siempre es la cultura, y dentro de la cultura, lo infantil”; y a estas compañías que dependen directamente de las instituciones públicas cada vez les cuesta más sobrevivir. Michel lleva 20 años viviendo de K de Calle, pero ahora ya no sabe si podrá: “nosotros trabajamos un 95% con ayuntamientos, pero han hecho barbaridades y se han endeudado”. En estos momentos, la compañía se encuentra en stand by, tratando de esquivar la crisis para después volver a ser lo que eran: una formación con “grandes espectáculos en los que había hasta nueve actores”.
 
Pese a todos los obstáculos con los que se ha encontrado Michel Mondrón, él procurará seguir adelante porque “con el teatro de calle consigues llegar a todo el mundo”; considera que su trabajo es un bien para la sociedad en la difusión de la cultura y de unos valores determinados. “Nosotros no cobramos entrada, trabajamos con los ayuntamientos porque la cultura es algo público; entonces los espectáculos están abiertos al 100% de las personas y todo el mundo tiene acceso a la cultura”. Hace no muchos años, la cultura era cosa de unos pocos privilegiados. Pero hoy todos podemos disfrutar de espectáculos que, con bastante frecuencia, se producen en plena calle, a pocos metros de los espectadores, sin comprar una entrada.
LA IMPORTANCIA DE LA CALLE

Parece una utopía, eso de poder disfrutar del arte en ese espacio público que es la calle y que todos compartimos cada día; pero no debería serlo. La cultura es cosa de todos, es algo que las instituciones públicas deberían proporcionarnos de forma gratuita, porque de cultura se forma el hombre.

Se dice que en épocas de crisis se debe doblar el presupuesto de la cultura" porque sin ella, el hombre deja de ser humano. Pero eso no es algo que parezca interesar a lo público. ¿Nos quieren tontos? Viendo el apoyo que reciben compañías culturales de carácter social como K de Calle, todo parece indicar que sí, que prefieren que pensemos poco.

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